LA RELACIÓN ENTRE LAS EMOCIONES Y LA COMIDA

Las emociones afectan de una manera  muy poderosa el  metabolismo   y  por lo tanto  nuestro cuerpo.

Para aprender a lidiar y enfrentar  las emociones sin usar a la comida como compensador es importante encontrar maneras de consolar, nutrir, distraer y resolver nuestros problemas sin utilizar a los alimentos para hacerlo. La ansiedad, la soledad, el aburrimiento y el enojo son emociones que todos experimentamos a lo largo de la vida. Cada uno se desencadena y tiene su propio  alivio. La comida no arreglará estos sentimientos. Puede reconfortarlo a corto plazo, distraerlo del dolor o incluso adormecerlo hasta que tenga resaca de comida. Pero la comida no te va a resolver el problema. Todo lo que se come por un hambre emocional solo te va hacer sentir peor a la larga. Finalmente tendrás que enfrentarte con la fuente de la emoción, así como con la incomodidad de comer en exceso.

La comida tiene asociaciones emocionales que impulsan los botones de alimentación, no a través del estómago sino a la conexión emocional.

Comer puede ser una de las emociones más cargadas que podemos tener en la vida. El ritmo emocional para comer se establece desde el primer día en que se le ofrece pecho o biberón al bebe para calmar el llanto. Después se refuerza cada vez que se le ofrece una galleta o caramelo para calmar una rodilla raspada o helado para celebrar una victoria. Casi todas las culturas religiosas utilizan la comida como una importante costumbre simbólica desde la fiesta de thanksgiving hasta el shabat en la comunidad judía. Cada vez que se celebra con comida una experiencia de vida significativa, la conexión emocional lo profundiza. Cada vez que la comida se usa para confortar el vínculo emocional se fortalece. 

La comida es amor, es consuelo, recompensa, un amigo confiable, y a veces es el único amigo en momentos de dolor y soledad. 

El hecho de que los alimentos nos proveen placer es el sentimiento más común y menos visto.  Esto es parte natural de la vida, al permitirnos disfrutar y apreciar la comida vas a comer menos cantidad de alimentos para satisfacer el hambre biológica. Cuando te permites y disfrutas te llenas antes y te satisfaces del olor, sabor, textura y apariencia. Al comer con conciencia plena nos aporta todo esto para poder nutrirnos de todo el alimento.

 

Al igual que la mayoría de nosotros, es posible que no recuerdes todo lo que has comido en las últimas horas, y mucho menos la sensación de comerlo. Esto pasa porque generalmente comemos distraídos, mientras estamos trabajando, conduciendo, leyendo o viendo televisión; lo que quiere decir que no estamos plenamente conscientes de lo que estamos comiendo. Al darle realmente atención a los alimentos que comes, es posible que mejores la selección de los alimentos que sueles elegir y que además los disfrutes. 

 

En esencia, comer consciente significa estar totalmente atento a la comida desde su compra y preparación, hasta tu plato y tu boca. 

 

Estas estrategias te ayudan a comer con más atención y a mejorar tu relación con la comida: 

  1. Comienza con tu lista de compras. Nunca vayas al supermercado sin tu lista de compras y sin haber comido y bebido algo. De esta forma podrás comprar menos impulsivamente y apegarse a tu lista. 
  2. Ve a comer con apetito, pero no con hambre feroz. Trata de no saltarte las comidas, pues es probable que cuando sea la hora de la siguiente comida tengas tanta hambre que sea imposible seleccionar bien los alimentos y sobre todo las porciones. Cuando no tienes nada en el estómago tu primera prioridad es llenar el vacío en lugar de disfrutar de la comida. 
  3. Comienza con una pequeña porción para conocer tu saciedad. No te sirvas todo lo que te vas a comer en un solo momento. Empieza con una pequeña porción y sírvete más después. Esto te ayuda a regular tu hambre inicial y comer hasta que te sientas satisfecho y no a reventar. Además ¡evitas desperdiciar comida! 
  4. Disfruta tu comida y reconoce cuánta hambre tienes. Haz una pausa por un minuto o dos antes de empezar a comer, disfruta los olores y los colores de lo que estás a punto de disfrutar. Pregúntate: “del 1 al 5 ¿cuánta hambre tengo? “. Evalúa tu propio cuerpo como entrenamiento. 
  5. Lleva todos tus sentidos a lo que estás comiendo. Es como una experiencia 4d. Cuando le das plena atención a tu comida y disfrutas todo el proceso (cocinar, servir y comer) puedes descubrir texturas, aromas, sabores especiales e incluso los sonidos de diferentes alimentos mientras se preparan. 
  6. Toma bocados pequeños. Es más fácil saborear la comida por completo cuando tu boca no está llena completa. Deja tu tenedor o cuchara entre bocados.
  7. Mastica de 20 a 40 veces los alimentos. Mastica bien hasta que se puede degustar la esencia de la comida. Te sorprenderán los sabores que se liberan. 
  8. Cuando termines de comer evalúa qué tan satisfecho te sientes. Evalúa tu cuerpo, pon atención a las sensaciones después de comer y del 1 al 5 define que tan lleno te sientes. Esto te ayudará a regular tus porciones mejor en las siguientes comidas. 

 

L.N. Ana Karen López

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